¿Disciplina rígida o Caos?

Algo sobre procesos de cambio…

Nuestra mente suele estar en tensión. Es una lucha interna entre el deseo por hacer algo que nos genere satisfacción inmediata y el deber ser.

Y en los extremos está el problema… el exceso de disciplina nos genera asfixia, una necesidad de escape, el impulso de romper el sistema que sentimos como carcelario. Esta asfixia muchas veces nos conduce a la conducta impulsiva, explosiva, sin medir consecuencias.

Paradójicamente, el exceso de libertad nos genera angustia. El hacer a los ponchazos, sin orden, ni norte, ni sistema, lo vivimos como un caos angustiante.

 

Algunas cosas que sirven para evitar estos mecanismos fallidos y vivir boyando de extremo a extremo:

Armar (muy a medida, nadie mejor que uno sabe que es aplicable y sostenible en el tiempo en su vida) un sistema que nos permita ir tendiendo al cambio que queremos lograr.

Pensar en el cambio como un proceso -no un viraje rotundo-. El viraje rotundo es sólo ilusión, fantasía.

Asumir que implica flexibilidad, imperfecciones, momentos en los que no podemos hacer lo que nos propusimos, etc. La perfección, en este tipo de procesos, es rigidez. La rigidez nos genera asfixia, la asfixia nos lleva a romper el sistema y terminamos extremo caótico otra vez.

Proponernos pequeñas metas de corto plazo, asociadas al sistema, que nos permitan mantener la motivación en el proceso de cambio.

Revisar y trabajar los hábitos. Desglosar este tema. Trabajar para ir instalando nuevos hábitos (de a uno), asociados al proceso de cambio. Un hábito instalado es una lucha interna menos por vencer.

 

Cambiar las cosas de uno que no le gustan, implica una decisión a diario y muuuucho trabajo. Pero la sensación de evolución es muy satisfactoria, absolutamente contraria a la sensación de estar girando en falso sin cesar.

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